viernes, 19 de octubre de 2012

Peregrino maldito


El peregrino del dolor y la tragedia
entiende demasiado de nidos y cercas,
entierra los saberes y resigna alondras,
se miente inventando auroras en prisma.

Se aleja y se priva de la vida
sin argumentos ni carisma,
porque no existe el ¿por qué?
es cuestión de cadenas,
es cuestión de enigmas.

¿para qué buscar razones?

el mundo se crea en distorsiones vivas,
cuando los cuervos atacan
es mejor ser víbora
o mimbre sin sabor, una estatua sin calor.

Caminar hacia otro rumbo.
el día es tarde corroída de ínstantes
y placeres mendigos
arrojados sobre estanques.
La noche es charcos de cemento
encendida de sueños viejos
y mares desiertos de hombres,

desiertos de sangre,

desiertos de hambre.

¡Oh, peregrino del dolor!
cansado de errar vientos,
y perdiciones invisibles falseadas,
has cesado ante las tinieblas blancas
y marchitas tu envase 
que es tu cuerpo y tu sangre
llevando una inmensidad boreal
sobre las tumbas y las cárceles.
Lo sabes y no te detienes a pensar en libertades
como cosas existentes y palpables,
solo entierras la daga y ves fantasmas
resignando el pecho
hundido de angustia.

A volar, 
sobre nubes
a volar
en sueños detenidos y perplejos,
nadando en la inmensidad infinita
de la nada,
volarás,
escapando del instante,
peregrino maldito.


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