lunes, 30 de agosto de 2010


Hay algo que viene a mi cabeza constantemente y no puedo sacarlo, lo recibo y me alegra. Este pensamiento grato transforma los grises del barro en agua marina. Nada mas perfecto que una cálida bienvenida con agua marina, eso creo, aunque no se bien si es agua marina o cielo. Puede ser cielo también pero demasiado claro y sin nubes revoloteando, intacto al mirarlo, como un vacío lleno de inmensidad, una nada que tiene algo mucho más que un color celeste profundo. Quizás sea agua marina llena de vida.

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